El biodiésel es un combustible que se extrae a través de recursos renovables, es conocido también por las siglas RME (metiléster de semilla de colza) o VME (metiléster vegetal), un producto sintetizado a través de elementos orgánicos.
Basados en un punto de vista ecológico, este combustible presenta una alternativa al combustible diésel que conocemos convencionalmente al formar parte de un ciclo de dióxido de carbono (CO2) cerrado.
Un ciclo cerrado hace referencia a los valores de CO2 que de distribuyen en la absorción de CO2 y la liberación de CO2 pasado el ciclo de combustión. Debido a la composición del mismo (materia prima vegetal) no se puede plantear como un sustituto estable del gasóleo, la cuota de mercado de este compuesto orgánico no llega al uno por ciento y no se conceden las autorizaciones reglamentarias para consolidar al metiléster vegetal como un sustituto viable.
La viscosidad presente en los ésteres es doblemente superior a la del gasoil, adecuándose a los valores protocolados para convertirse en un combustible. Avalado así por el ASTM especificando una serie de pruebas realizadas para garantizar el correcto uso como combustible y garantizando un buen funcionamiento.